Cada minuto se tiran en el mundo, aproximadamente, unas 13.500 cápsulas de cafés

Aproximadamente 7 de cada 10 personas utiliza cápsulas de café a diario, lo que se traduce en que al año se consumen unas 40.000 toneladas de café (solo en cápsulas). En consecuencia, cada minuto se tiran alrededor de unas 13.500 cápsulas en el contendor de residuos, que tardan al menos un siglo en biodegradarse.

Cuando cocinamos un plato con los ingredientes de temporada, el resultado de este se nota en su sabor y no tiene nada que ver al cocinarlo con los ingredientes congelados. Lo mismo nos ocurre cuando tomamos un café expreso recién molido o nos tomamos uno de cápsula. El aroma, el sabor y la cremosidad del segundo deja mucho que desear comparándolo con buen expreso recién molido.

Además de todas las propiedades que se pierden en su proceso de fabricación, el principal problema es la gestión de todas estás cápsulas y la contaminación que producen en el medio ambiente.
La mayoría de ellas están hechas de aluminio, recubiertas por una película interna que lo aísla del café, otras son directamente de plástico o de papel. La mezcla de todos estos materiales junto con el café complica muchísimo el tratamiento en la planta de residuos y su reciclaje conlleva un alto coste económico. Si analizamos alguna de ellas, nos encontramos en que son 6 gramos de café y 3 gramos de envoltorio, de difícil e incluso algunas de ellas sin tratamiento posible.

Por estos motivos, muchas de las empresas comercializadoras de las cafeteras de cápsulas han ido implantando la recogida de cápsulas para reciclarlas posteriormente. Pero nos encontramos con que muchas de las personas que consumen esta modalidad de café, no llevan sus cápsulas a los puntos de recogida y las suelen depositar, bien en el contenedor amarillo (al considerarlas un envase) o directamente al contenedor de resto, eliminando así cualquier atisbo de reciclaje.

Este sistema, del café en cápsulas, nació en el año 2002 gracias a John Sylvan, cuya idea inicial era la de servir porciones de café individuales en oficinas para que los empleados tuvieran variedad para su elección. La tecnología avanzó y comenzaron a comercializar estas cafeteras de café en cápsulas por todo el mundo revolucionando el mercado del café.

Hoy en día su creador, John Sylvan, se arrepiente de su idea, según ha declarado el The Atlantic, dado al alto nivel contaminante de las cápsulas para el medio ambiente y afirma que cuando vendió su idea aconsejó que la mejoraran, pero que nunca le escucharon.

¡POR FAVOR, LLEVA TUS CÁPSULAS A LOS PUNTOS DE RECOGIDA!

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