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En las olimpiadas de la Grecia clásica, los vencedores no recibían medallas, sino una manzana y una corona de laurel, además de honor y gloria.

Con la llegada de los juegos olímpicos modernos, se convirtieron en el símbolo de la victoria y, desde entonces, dicha tradición se repite cada cuatro años. En los últimos juegos olímpicos de Tokio 2020, una de las incógnitas que se plantearon fue si las medallas estaban hechas de lo que su propio nombre indicaba.

Como detalle curioso destaca que las medallas se fabricaron con material reciclado. Para ello, durante aproximadamente dos años –desde abril de 2017 hasta marzo de 2019— fueron recogiendo miles y miles de móviles usados, así como aparatos electrónicos para extraer de ellos el oro, la plata y el bronce, y poder crear las medallas a partir esos materiales.

Se recogieron casi 80 millones de toneladas, de las cuales se extrajeron 32 kilogramos de oro, 3.500 kilogramos de plata y 2.200 kilogramos de bronce –cobre y zinc en este caso—, con los que se pudieron acuñar aproximadamente las 5.000 medallas de estas olimpiadas.

Con los datos en la mano, vamos a desvelar el enigma. En primer lugar, empezaremos por lo fácil:

• Sí, la medalla de plata está hecha de plata pura.

En el caso de las dos restantes, no es así:

• La medalla de bronce está compuesta casi en su totalidad de dicho material, un 95 % es bronce y el 5% restante, es zinc.
• Y vamos con la más importante, la medalla de oro, que sí tiene oro, pero en una parte mínima. Para vuestra información, está fabricada en casi su totalidad de plata y bañada en oro. Pesa 556 gramos, de los cuales 550 gramos son plata y el resto, 6 gramos, es oro.

El valor de la medalla de oro obtenida en Tokio 2020 ronda un valor de 725 euros. La cifra es baja si tenemos en cuenta que la medalla pesa 556 gramos, aunque sólo 6 de esos 556 gramos son de oro.

Si la medalla fuese completamente de oro, su valor rondaría la friolera de… 31.000 euros.