«Yo no reciclo gratis», «El reciclaje no salva el planeta»… excusas para no reciclar
Si estás leyendo esto puedes estar en distintas situaciones. Quizá eres un reciclador nato; puede que hayas empezado a dividir residuos recientemente; o incluso que todavía se te resista el separar por contenedores en casa o en tu puesto de trabajo.
Lo cierto es que, hoy en día, no existen excusas a la hora de reciclar. Si alguna vez has escuchado (o usado) alguna de las que siguen, quizá sea el momento de desmontar mitos.
1. «Si quieren que recicle, que me paguen»
Es una de las excusas más repetidas, y la respuesta es clara: no existen países que paguen a sus ciudadanos por reciclar. En la mayoría de ellos, incluido España, el sistema se basa en contenedores de colores (verde para vidrio, azul para papel y cartón, amarillo para envases de plástico, latas y briks…), y el coste de su reciclaje lo asumen las empresas que ponen estos envases en el mercado, por ley y bajo el principio del «quien contamina paga».
Sin embargo, algunos puntos de Europa cuentan con un sistema que genera confusión: el de las máquinas de reciclaje en las que los ciudadanos devuelven algunos envases de bebidas a los establecimientos donde los han comprado y que funciona de forma complementaria a los contenedores tradicionales a cambio de una pequeña cantidad económica. No obstante, ese dinero no es un pago por reciclar, solo es una especie de “fianza” que el ciudadano paga de más al comprar el producto y que la máquina le devuelve siempre que recupere el envase en perfecto estado. En caso contrario, el consumidor pierde esa cantidad.
2. No sé cómo usar los contenedores
Otra de las excusas más comunes, pero no por ello válida. Los contenedores cuentan con un sistema de colores según el tipo de residuo que se deposita en ellos. En nuestro país existen los amarillos (latas, briks, envases de plástico), azules (envases de cartón y papel) y verdes (envases de vidrio). Además, otras comunidades cuentan con contenedores marrones (desechos orgánicos), y todas cuentan con un cubo gris o naranja, destinado a restos de residuos o materiales cuya composición no encaje con los mencionados.
Cualquiera que tenga dudas sobre reciclaje puede consultar múltiples fuentes. Ecoembes, por ejemplo, pone a disposición de todos de forma totalmente gratuita A.I.R.e, un bot de reciclaje disponible en app, Twitter y Facebook al que se le puede consultar todo lo relacionado con la separación de todo tipo de residuos.
3. No puedo reciclar en el trabajo
La recogida selectiva de residuos no es obligatoria en los lugares de trabajo, pero cada vez son más las empresas que implementan en sus instalaciones los contenedores de distintos colores necesarios para separar envases y otros residuos de cara a su reciclaje.
Hoy ya existen más de 1.200 empresas dentro de la iniciativa Centros de Trabajo Sostenible; una de ellas es McDonalds. Desde su departamento de comunicación cuentan que, además de implementar medidas de reciclaje en prácticamente todos sus restaurantes, dentro de sus oficinas, y desde el año 2011, también proporcionan herramientas para que sus trabajadores puedan reciclar. “Contamos con distintos cubos de reciclaje en el comedor y en varios puntos en cada planta de la oficina”, aseguran. “Esa dinámica ha hecho que los trabajadores se conciencien entre ellos y se orienten unos a otros”.
De forma complementaria, se ha orientado tanto a la reutilización (botellas de cristal y tazas) como a la conciencia en torno al uso responsable de los recursos (imprimir solo si es imprescindible, optar por documentos en digital). Además, el equipo de comunicación de la compañía vuelca sus esfuerzos en hacer llegar las mejoras a cada uno de sus empleados “de una forma colaborativa”.
Por otro lado, existen cada vez más herramientas y conciencia dentro de distintos recintos de ocio y tiempo libre, en los que se ha calculado un consumo importante de envases de plástico, cartón y papel, como pueden ser estadios o festivales de música. Reciclar es cada vez más fácil, tanto dentro como fuera de casa.
4. Los objetos reciclados tienen peor calidad
Existen materiales, como el vidrio, el aluminio y muchos plásticos, que pueden ser reciclados de forma casi ilimitada con la misma calidad. Todos los productos fabricados con esos materiales pasan controles de calidad, durabilidad e impermeabilidad, entre otros, que aseguran que cumplen cada una de las funciones para las que están diseñados.
Algunas equivalencias interesantes: a partir del reciclaje de 22 botellas de plástico se puede confeccionar una camiseta, y gracias al reciclado de 80 latas de refresco se elabora una llanta de bicicleta. Esas equivalencias también se trasladan al reciclaje de los envases de papel y cartón; así, con seis briks se puede producir una caja de zapatos, y con ocho cajas de cereales, un libro.
Un ejemplo de ese uso es Juno, empresa de pinturas que cuenta con cubos fabricados casi en su totalidad de materiales reciclados. Su director de compras, Íñigo Lázaro, y su directora de marketing, Mónica Aguirre, recuerdan el momento en el que se les planteó esa posibilidad. “En un momento dado, pudimos optar a un envase con un 80% de material reciclado”, explica él. “Las prestaciones hoy en día son muy comparables a las de un producto virgen, ya que los fabricantes siempre realizan distintas pruebas y tests antes de ofrecer un nuevo material”, apunta.
“Hay que buscar otras fuentes alternativas en la fabricación”, argumenta Mónica. “Nosotros empezamos con algunas líneas de producto ecológico para ver cómo funcionaba, y ya tenemos proyectos para envasar nuevos productos en material reciclado”. Además, asegura que “cada vez más proveedores los están ofreciendo”. “Es una tendencia imparable”, completa Iñigo.
5. El reciclaje no es suficiente para salvar el planeta
Reciclar es un paso enorme para cuidar el medioambiente con acciones muy sencillas. Además, se complementa con otras como el consumo responsable, el transporte sostenible, el ahorro de luz, la reutilización y otros pequeños gestos que hacen mucho si los sumas.
En el caso del reciclaje, las 1,5 millones de toneladas de envases recicladas en 2018 evitaron la emisión de 1,6 toneladas de CO2 a la atmósfera, además de conseguir el ahorro de 6,21 millones de MWH. El reciclaje de cada uno de los ciudadanos que ha dado el paso ha derivado en aire limpio, entre otros beneficios directos. Solo reciclando no salvamos el planeta, pero uniendo pequeñas acciones damos un primer paso para conseguirlo.
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