¿Conoces el etiquetado energético?

Con el fin de potenciar un uso adecuado de la energía, la Comisión Europea propuso en 1989 la creación del etiquetado energético.

Si nos fijamos bien, esta etiqueta puede encontrarse actualmente en todos los electrodomésticos y se emplea para indicar el nivel de ahorro energético en relación a otra categoría similar de electrodoméstico o entre equipos de las mismas características.

Dentro de la etiqueta, podemos encontrar la categoría más alta, correspondiente al Nivel A y, el más bajo, correspondiente al Nivel G. Dentro del Nivel A existen subdivisiones como la A+, A++ y A+++, superiores al A y utilizadas generalmente en frigoríficos, congeladores y combinados.

El uso del etiquetado energético es obligado en frigoríficos, congeladores, lavadoras, lavavajillas, secadoras, fuentes de luz domésticas, hornos eléctricos y aparatos de aire acondicionado.

La forma de establecer el nivel energético de cada electrodoméstico se realiza contabilizando el consumo anual del equipo. Puedes encontrar más información sobre el gasto energético en la Guía práctica de la energía, del Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDEA).

A partir de ahora, ¡busca la etiqueta!

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